* Los caficultores siguen cuestionando el uso de un modelo desconocido para pequeños productores que en medio de su ruina, deudas y olvido se encontraron con un precio alto que no sacrificaron.
Por: Germán Enrique Núñez Torres* / Autor Invitado
Agricultura & Ganadería
(Diario LAECONOMIA – Martes 10 de diciembre de 2024).- Siguen los señalamientos y cuestionamientos a la puesta en marcha del modelo de mercado de futuros, los precios han mejorado y los productores que deben hasta la camisa han preferido quedarse con el mayor valor en el grano y dejar de lado sus compromisos, jamás pensaron que las cotizaciones escalaran a esos niveles, que aparecieran históricos, solamente para darse el lapo y practicar el “harakiri”, ese impactante ritual de suicidio japonés. Hoy hay un tremendo lío que puede valer algo más de 80 millones de dólares, una cifra que pone a recapacitar a muchos pues hoy es el costo de implementar mecanismos de ricos en tierra de pobres.
El país está frente a un problema de película que perfectamente podría titularse “Cafeteros de no Futuro”, emulando la producción colombiana Rodrigo D, con estreno en 1990, dirigida por Víctor Gaviria y protagonizada por el egregio Ramiro Meneses, sin muchas diferencias, todo un drama económico y social.
Para los que saben de cifras y conocen la historia del café en Colombia este error histórico puede llevar el Fondo Nacional del Café al traste, cerrar más cooperativas y poner los Santos Oleos al sistema de garantía de compra, un instrumento de mostrar en la caficultura que hoy se encuentra amenazado por las modas, esas que solo venden en economías desarrolladas en donde la gente que siembra come, educa hijos, va al médico y disfruta de la gracia que abraza a quienes trabajan muy duro, algo apenas normal, pero como Colombia es un país atípico la idea de los futuros terminó siendo escandalosa, poco viable y por fuera de una realidad que encierra pobreza, cuentas por pagar y familias por fuera de la dignidad, a ese grupo no le funcionaría jamás un esquema fantástico para otras latitudes, en las que respetan a los agricultores y los ven con admiración, Colombia, insisto, es otra cosa, y bien compleja, todo un laboratorio para aprender cómo no hacer las cosas, de qué manera generar progreso sobre pilares de valores inexistentes, probidad, inclusión, respaldo, análisis, estrategia, acompañamiento y consideración.
La mala hora del café
Antes de entrar en materia retomó un comentario del invitado a este especial de fin de semana, según él, en los últimos meses y en medio de la bonanza se han registrado tres cosas muy graves, no resolver lo de las cooperativas, un asunto que se pudo conjurar en el último año cuando los precios estuvieron bien bajitos, hubo dijo, café de 1,40 y 1,50 dólares, no aprovechar ese momento fue realmente delicado y hasta irresponsable. Igualmente cuestionó que se esté impulsando una estrategia de comercialización de grano en cereza lo que implica menos precio y menos valor agregado, tema para pensar porque ni siquiera se contempla café en pergamino seco, simplemente el productor recoge diariamente sus granos y va y lo entrega en una central de beneficio, un reversazo y una locura que hace pensar qué pasará con la plata del Fondo Nacional del Café y en qué tipo de negocios será invertida. Otro asunto irracional, dijo el contertulio, es ceder la distribución del café colombiano a una compañía que pocos conocen, se trata de un fondo de inversión llamado Agricoffee que no cuanta con el poder, músculo financiero y menos con la experiencia y el conocimiento para merecer el manejo del café con mayor prestigio del mundo.
Sobre el tema de vender café en cereza existe un gran interrogante, ¿qué pasará con la calidad? Pues muchos saben que para hacer plata lo que menos se mira es ese factor y la idea en no perder el know how y el prestigio que le agrega valor al grano colombiano. Las decisiones, anotó el experto, pueden salir caras, aún no se sabe exactamente qué puede acontecer con todo eso, pero alguien debe meterle la uña al tema porque está de por medio un producto emblemático que ha marcado y de qué manera la historia de la agricultura, no solo en Colombia, en el mundo.
Para otros, darle un negocio a un fondo de inversión es premiar de alguna manera a esos mecanismos que fomentaron la ruina de las familias cafeteras pues pagaron miseria en el sector primario y enriquecieron desmedidamente a las multinacionales y tostadoras que jamás pierden, que alimentan sus cuentas bancarias con el sufrimiento y el caos de los caficultores del mundo, pues como dicen, en todo lado mangonean.
El director ejecutivo Nacional de Dignidad Agropecuaria y vocero de Dignidad Cafetera Oscar Gutiérrez Reyes le dijo a Diariolaeconomia.com, que con cargo a los futuros hay cooperativas muy expuestas pues tienen enredos con ese compromiso, también las que tienen posiciones propias y no tienen como pagarlas.
Señaló que ese riesgo están las dos cooperativas de Antioquia, igual en líos la de Risaralda y una de las grandes del Huila, las nombradas son las que están más graves y eso, aclaró Gutiérrez Reyes, no quiere decir que las otras que obligaron a entrar en ese negocio de los futuros no estén metidos en un problema demasiado complicado, el tema, dijo, es de complejidad por punta y punta y por ello cualquier ayuda que se dé para poner el tema, hablar, decir y para que la gente se entere y se unte del apuro es muy importante pues de lo contario el inconveniente se vuelve un tema que pasa desapercibido aunque, para el analista, la verdad ya, con lo que Unidad Cafetera ha dicho y ha escrito, llevó afortunadamente a que a un alto nivel se hablara del asunto, un ejercicio que en efecto se llevó a cabo en desarrollo del 93 Congreso Cafetero en donde las autoridades cafeteras y el gobierno miraron la babélica dificultad.
El tema, dijo el directivo, hace pensar que el caficultor tiene que comprar, subsidiar esos 600.000 pesos, pero lo claro es que los agricultores no van a comprar café para pagar, ese es un tema que tiene muy claro el experto en caficultura. Del que producen, agregó, el problema es convencer a alguien que tiene un producto que vale más de 2.5 millones de pesos para luego entregarlo a un millón de pesos o 1.1 millones que fue al valor que les compraron el grano en su debido momento al amparo de los contratos que suscribieron.
Con la frialdad, sinceridad y honestidad que lo caracteriza, el conocedor conceptuó que no ve cómo o con qué van a resolver el problema, además cuestionó el hecho de meter a un caficultor o un campesino en el negocio de futuros pues ese era un tema que no conocían, lo cierto, dijo, es que las directivas de la FNC sabían que estaban haciendo y pensando en que bajo ese modelo entraría a la renta personal un buen billete porque a la postre alguien terminó beneficiado con la colocación de todos esos contratos. Gutiérrez expresó que bien es sabido que quien coloca esos contratos baja y las estipulaciones no las colocó la Federación Nacional de Cafeteros, sino que con la plata del Fondo Nacional del Café contrataron quien colocara en bolsa todos esos contratos, ahora hay que averiguar si a los que mandaban en la caficultura les dieron algo de eso, si de pronto les anticiparon parte de la comisión del bróker, de quien cobró por realizar operaciones en nombre de un inversor.
El momento para el director ejecutivo Nacional de Dignidad Agropecuaria es extremadamente difícil, se ve un devenir muy oscuro, los ecos de guerra mundial que se hacen más fuerte cada día pesan y por ello el devenir es poco deseable si no se toman correctivos y si el negocio se sale de las manos por culpa de la geopolítica ya que en guerra generalmente las flores se marchitan.
A juicio de Oscar Gutiérrez Reyes, amenazas y circunstancias hay por muchos motivos o razones, pero desde la perspectiva de Dignidad Cafetera y mirando con lupa el país lo que está en riesgo es el Fondo Nacional del Café porque es el garante, quien tiene que cubrir la diferencia del precio en cada operación poniendo efectivo si se hace necesario pues así es como funciona ese negocio, lo cierto para Dignidad Cafetera es que cooperativas y futuros terminaron siendo un fracaso nefasto.
Palabras más, palabras menos, lo que está pasando es que se cubre una equivocación con el sagrado ahorro cafetero, con la plata de los productores.
Recalcó que es cierto que hay una responsabilidad sin lugar a dudas de la Gerencia de la FNC y del equipo comercial, si se quiere también de la comisión administrativa y financiera, de todos los que se quiera, pero lo reprochable es que estando en el Comité el gobierno ni dice ni hace nada, no opina, no pregunta y no se inmuta, algo grave porque en ese asunto se han perdido dos años ya que acciones no se ven y las propuestas no se escuchan.
Hoy la Federación está ungida, alguien la tendrá que tomar de la mano para aplicar aceite en frente y manos para poder decir, por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te reconforte en la enfermedad. El tema no es fácil, si no hay acción los caficultores podrían terminar sin gremio, sin fondo y sin credibilidad, algo injusto porque no todos están metidos en el pagano baile, aún quedan decentes, honorables y cafeteros dispuestos a darlo todo por una institucionalidad vertical que debe blindarse de quienes con voracidad quieren destrozar un gremio, hoy en manos de políticos en las regiones que quitan y ponen gerentes, unos muy buenos y otros para llorar ante la ineficiencia y falta de conocimiento, el café puede manejarse solo, apartado de vicios y malos consejeros porque sin ponderar las únicas plagas de la caficultura no son broca y roya, hay males y perversos riesgos de dos patas, qué miedo.
Hay serios problemas, pero el asunto es levantarse con arrojo y superar los inconvenientes, a los caficultores les sobra empuje y pundonor, hay personas llenas de amor por los cafetos, de compromiso y de deseo por seguir con un gremio sostenible y una institucionalidad inquebrantable, sobran mentes brillantes y los ángeles que rondan el café, seguramente esta historia tendrá un final y quedará en el recuerdo como un gran aprendizaje. Un asunto que si produce una profunda pena es la precariedad económica de los productores, siguen prendiendo velas, y no por el siete de diciembre, sino por subsanar el apuro con la escasez de mano de obra, no tienen créditos baratos y deben asumir costos muy altos para producir, a eso tenemos que sumarle aspectos como clima e inseguridad que ponen más y más palos en la rueda. La medida es sencilla, la carga de café tiene niveles históricos y a los cafeteros la plata no les alcanza, hay compromisos financieros inaplazables, hogares que día a día cuestan más, insumos dispendiosos pese a que bajó el precio por la crisis global logística y no hay infraestructura, el cafetero de la patria sigue sacando café como en los mejores tiempos de la colonización antioqueña, a lomo de mula, a lomo de hombre y utilizando vías que deprimen porque se relacionan con el futuro más no reflejan esfuerzo, innovación y arrojo, en el siglo XXI cerca de recibir el 2025, los productores de café no han merecido una inversión para que optimicen su labor, sigue con saldo en rojo el ítem de los bienes públicos.
* Germán Enrique Núñez Torres, Director General del informativo virtual Diario LAECONOMIA.com.