20 de mayo de 2024

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En los árboles de cacao hay pistas para solucionar la marchitez del tomate

* El tomate es una de las hortalizas más consumidas del mundo. Foto Cortesía: Unimedios.

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 18 de octubre de 2023).- Aunque el tomate es una de las hortalizas más consumidas en el mundo, su producción se ve limitada por la incidencia de enfermedades como el marchitamiento vascular, causado por el hongo Fusarium oxysporum f.sp. lycopersici, que puede reducir hasta en un 60% el rendimiento del cultivo. Algunas bacterias, aisladas de árboles de cacao silvestres de la Amazonia colombiana, reducirían en un 45% la severidad de la enfermedad.

Por sus usos en la industria alimenticia y farmacéutica, y por sus innumerables propiedades culinarias, el tomate (Solanum lycopersicum) es una de las hortalizas más demandadas globalmente. Tanto es así, que el Observatorio de la Complejidad Económica (OEC) señaló que en 2021 Colombia exportó más de 2.600 millones de pesos en tomate, entrando así en el top 100 de los países más exportadores.

Sin embargo, las opciones de manejo disponibles para combatir problemas fitosanitarios como la marchitez vascular –que incluye síntomas como retrasos en el crecimiento y lesiones en forma de anillo color café o rojizo– no han sido suficientes. “El hongo F. oxysporum f.sp. lycopersici causa una de las enfermedades más limitantes y difíciles de controlar, ya que el microorganismo vive en el suelo, y cuando entra por las raíces invade el sistema vascular de la planta impidiendo el flujo de agua y nutrientes”, explica Yeinny Carolina Pisco Ortiz, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

Así mismo, son pocas las variedades resistentes a esta enfermedad, y para tratarla los campesinos suelen usar plaguicidas con ingredientes activos altamente tóxicos, nocivos para la salud humana y el medioambiente.

Ante este panorama, la investigadora se propuso evaluar si los metabolitos de algunas de las bacterias que habitan en raíces y hojas de los árboles de cacao silvestre de la Amazonia colombiana servirían como alternativa de control biológico del hongo. “Obtuvimos 15 aislamientos de bacterias clasificadas dentro de los géneros Acinetobacter, Bacillus y Delftia, entre otros, con una alta capacidad de sintetizar los sideróforos, metabolitos estudiados por otros investigadores porque facilitan la absorción de nutrientes como el hierro y contribuyen al control de fitopatógenos por competencia de nutrientes o inducción de respuestas de defensa en la planta”, señala la investigadora.

En el laboratorio, ella diseñó una estrategia para aislar las bacterias de forma semiselectiva: “la estrategia consistió en un medio líquido, bajo en nutrientes, deficiente en hierro, con biomasa bacteriana de hojas y raíces de cacao, que simulaba la temperatura y la humedad de la selva amazónica. Así mismo, cuantificamos la cantidad de metabolito (sideróforo) producido, lo que nos llevó a trabajar finalmente con Acinetobacter, por ser la bacteria con mayor capacidad de producir sideróforos”, explica.

Después, se propuso evaluar si los sideróforos producidos por la bacteria podían controlar la enfermedad mediante la inducción de respuestas de defensa. Para comprobarlo trabajó con plantas de tomate en condiciones controladas, en un cuarto de crecimiento: “48 horas antes de infectar las plantas con el hongo le aplicamos al suelo los filtrados celulares de Acinetobacter con sideróforos. Luego, para confirmar la activación de la defensa de la planta hicimos pruebas moleculares para identificar la expresión diferencial de genes involucrados en las vías de señalización de esa defensa”.

Así, los resultados indicaron que los sideróforos de Acinetobacter presentes en caldos de cultivo reducen la incidencia de la enfermedad en un 30%, es decir que de 100 plantas, 30 no se infectaron, además de disminuir la severidad en un 45% frente a las plantas que no recibieron el metabolito y fueron infectadas con el patógeno. “Estos resultados son un primer acercamiento para encontrar un tratamiento efectivo e inocuo que mitigue la enfermedad”, finaliza la investigadora.

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