27 de abril de 2024

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Lafaurie lanza SOS a ministra de Agricultura por difícil coyuntura en la producción lechera

* Algunos aspectos que están afectando al sector son el bajo acopio formal (solo el 44% de la producción), importaciones crecientes, caída del consumo por altos precios al consumidor y menores precios a los ganaderos (desplome del 11% entre marzo y diciembre de 2023).

* El presidente ejecutivo de Fedegán propuso la creación de un fondo que promueva el consumo de leche y lácteos para niños de sectores populares; incluir leche en compras públicas con destino a programas como el PAE; realización de ferias y ruedas de negocios con participación de ministerios de Agricultura y Comercio, gobernaciones y alcaldías; y promover campañas de fomento al consumo.

Agricultura & Ganadería

(Fedegán – Viernes 8 de marzo de 2024).- La caída del precio al ganadero es la amenaza que hoy tiene en vilo la producción de leche en todo el país. Así lo manifestó el presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie Rivera, a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, en carta donde le lanza un SOS debido a la difícil coyuntura que está enfrentando este renglón económico y social.

En la misiva, el dirigente gremial le expresó a la alta funcionaria que “las crisis recurrentes de este sector empatan una con otra y se han convertido en una ‘crisis estructural’, sobre cuyas principales disfunciones, aunque ya mencionadas en mi comunicación del pasado 5 de enero, vuelvo en esta ocasión a manera de contexto de la difícil coyuntura que hoy atraviesa la producción lechera”.

A renglón seguido le expuso las disfunciones estructurales que están afectando a este renglón económico: alta producción (en promedio, 7414 millones de litros), bajo acopio formal (3283 millones de litros, 44% de la leche producida), pocos compradores (5 empresas concentran el 40% del acopio formal), importaciones crecientes (cada año crece la capacidad de importación desde EE. UU. y la UE), distribución disfuncional del consumo (estratos altos consumen 190 litros per cápita anualmente y los sectores populares solo 37 litros) y minifundio como modo de producción prevalente (pequeños ganaderos y ganadería minifundista sin animales con alta productividad, economía de supervivencia).

Sobre la coyuntura del sector en 2023 y lo que va de este año, Lafaurie Rivera le expresó a la ministra que la crisis lechera está marcada por dos factores: la caída del consumo (disminución del 9% como reacción a los altos precios al consumidor) y el factor determinante de la caída del precio al ganadero (caída del 11% y pago de hasta $1200 por litro, una situación injusta).

Los problemas de siempre

¿Por qué una caída sostenida del precio de la leche al productor, en medio de un verano intenso en el que la menor oferta debería, por el contrario, mejorar los precios?

Explicó que con dólar caro entre 2021 y 2022 la industria aumentó el acopio, echando mano de la gran disponibilidad de leche en el mercado; pero con la valorización progresiva del peso y con el bajo arancel extracupo negociado en el TLC con USA, de apenas 4,4% para 2024, retornó el apetito importador con el argumento “de siempre”, de la necesidad de aumentar inventarios de leche en polvo para enfrentar el verano sin que se disparen los precios al productor.

También, esos altos inventarios, sumados a que algunas regiones han mantenido el régimen de lluvias, “no solo han permitido sobrellevar el verano, sino generar una disminución en las compras y en los precios al ganadero, mientras los precios al consumidor no bajan o, en el mejor de los casos, no bajan lo suficiente, lo cual le suma a la crisis la persistencia de la disminución del consumo”, dijo.

Lafaurie Rivera manifestó que la situación es más gravosa, sobre todo para los pequeños ganaderos, pues la disminución de sus ingresos por venta de leche no se corresponde con una disminución del costo de los insumos para producirla, sobre todo en condiciones de verano, que requieren suplementación para conservar la salud del animal y su capacidad mínima de producción.

“A manera de ejemplo, en la zona lechera y minifundista del altiplano cundiboyacense, un bulto de silo de maíz (50 kilos) puesto en finca supera los $20.000, lo que pone al campesino frente a opciones extremas: perder sus animales y su fuente de ingreso, o elegir entre alimentarlos o mal alimentarse él y su familia”, aseveró.

Las propuestas para la ministra

– Creación de un fondo que promueva el consumo de leche y productos lácteos en niños de sectores populares, financiado entre Fedegán-FEP y la industria láctea con un 50% y el otro 50% por entes territoriales o el Gobierno Nacional. El actual escenario de alta producción, altos inventarios y bajo consumo, es una oportunidad para implementarlo.

– La obligación de incluir la leche en las compras públicas con destino a programas como el PAE, los comedores comunitarios y las raciones de la Fuerza Pública.

– La realización de ferias y ruedas de negocios regionales en conjunto con los ministerios de Agricultura, Comercio, gobernaciones y alcaldías para promover la economía popular a partir de productos locales, disminuyendo la intermediación.

– Promover campañas efectivas de fomento al consumo (semana del queso, de la leche) que estimulen la demanda. Si existe la semana de la hamburguesa ¿por qué no la del queso?

Reflexiones finales

– El libre comercio de productos lácteos sin arancel con USA (2026) y la UE (2028), es una amenaza para la ganadería, ya no de crisis, sino de supervivencia, que además está a la vuelta de la esquina, agravada porque, en la práctica, se trata de TLC de una sola vía, por lo que la renegociación anunciada sería vital para el sector.

– El acopio de leche en Colombia es una operación logística compleja, no solo por el alto componente de minifundio, sino por la condición de la red vial terciaria, lo cual aumenta los costos de transacción, afectando el ingreso ganadero.

– Por último, el tema central de nuestras preocupaciones: el ganadero y, principalmente, el pequeño ganadero minifundista. El mejoramiento de sus condiciones de producción y de vida con políticas públicas asertivas y sostenidas, es algo que va más allá de las demandas gremiales, para convertirse en una de las grandes transformaciones sociales posibles en el campo, que fortalezcan el tejido social, le quiten espacio a la violencia y allanen el camino de la paz.

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