Las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería no se contabilizan adecuadamente: IICA

* La metodología utilizada para la medición de las emisiones contabiliza otras actividades diferentes a la ganadería misma y, por ende, resultan más altos de lo que realmente son.

Agricultura & Ganadería

(IICA – Jueves 7 de diciembre de 2023).- El estudio, plasmado en el documento “Ganadería bovina y cambio climático en las Américas: hacia modelos de desarrollo bajos en carbono”, de autoría del científico argentino Ernesto Viglizzo, advierte que las publicaciones que atribuyen a la ganadería bovina una parte significativa de la responsabilidad sobre el cambio climático son equivocadas porque le adjudican emisiones que no le corresponden, provenientes de otros sectores de la economía, como el industrial, el transporte, el residencial, la distribución o el consumo doméstico.

“La ganadería bovina tiene un impacto mucho menor sobre el calentamiento global al que se alega si se miden las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que efectivamente le corresponden, las del período de cría de animales, y se excluyen las que le adjudican, que provienen de otros sectores de la economía”, reveló un estudio presentado en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP28.

El investigador puntualiza en el estudio que solo las emisiones de la actividad ganadera son las que deberían imputarse a las cadenas de la carne bovina. “Un productor ganadero –indica– no puede cargar sobre sus espaldas emisiones que no dependen estrictamente de sus actividades sino de otros sectores”.

Algunos países importadores de alimentos utilizan un sistema llamado de ‘Huella de Carbono’, a través del que estiman las emisiones de un producto, levantando frecuentemente barreras comerciales a productos que ingresan desde terceros países, que en el caso de la carne bovina incluyen no sólo las emisiones generadas por la producción ganadera sino las que ocurren en otros sectores, como los frigoríficos, el transporte y la distribución mayorista o minorista.

Esta metodología, que arroja un resultado muy elevado, difiere de la recomendada por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), máxima autoridad científica mundial en la materia, que imputa las emisiones a los sectores que la generan.

Sectores como el frigorífico, el transporte y la distribución, posteriores a la actividad ganadera, generan gran cantidad de emisiones, ya que consumen combustibles fósiles, responsables principales del cambio climático.

En el pabellón del IICA participaron de la presentación del documento el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos; y la secretaria de Innovación, Desarrollo Sustentable, Irrigación y Cooperativismo del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil, Renata Miranda; Ruaraidh Petre, Director Ejecutivo del Global Roundtable for Sustainable Beef (GRSB) y por el IICA, El Director General, Manuel Otero, y el Subdirector, Lloyd Day –quien actuó como moderador–.

Al intervenir, el Director General recordó que la ganadería aporta la mitad del PIB agrícola de América Latina y del Caribe, que genera divisas por US$23.000 millones con la carne bovina y otros US$3.000 millones con productos lácteos.

“La ganadería en la región ha realizado importantes avances hacia la transformación de sistemas ganaderos sostenibles, con estrategias para reducir los impactos en agua, suelo y emisiones, incluyendo desarrollo tecnológico y adopción de buenas prácticas. Tenemos que demostrarlo ante los diferentes foros internacionales y eso estamos haciendo”, señaló Manuel Otero.

El documento, completo, puede consultarlo aquí: https://repositorio.iica.int/handle/11324/21972

Verduras frías y calientes, las que más se botan en algunos colegios de Arauca

* Verduras frías y calientes son los alimentos que más desperdician los estudiantes de colegios en el municipio de Arauca. Foto Cortesía: Archivo Unimedios.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 7 de diciembre de 2023).- Prácticas inadecuadas del personal que manipula los alimentos, preparación que no tiene en cuenta cantidades e ingredientes establecidos, y presentación o combinación de sabores que terminan siendo desagradarles para los estudiantes son algunas de las razones que explican el desperdicio de estos alimentos en comedores escolares. Para reducirlo es necesario ofrecer ingredientes locales, vincular a la comunidad para crear los menús y propiciar charlas con los niños sobre la importancia de no desperdiciar la comida.

Comprar los alimentos, cocinarlos, servirlos, comerlos y luego botar las “sobras” es una práctica común entre los colombianos. Aunque el acto parece inofensivo no es un asunto menor, pues según el Departamento Nacional de Planeación representa un desperdicio de hasta 9,7 millones de toneladas de alimentos al año, cifra suficiente para alimentar a 8 millones de personas en ese mismo periodo de tiempo.

En un país donde a octubre de 2023 habían muerto 230 niños por desnutrición es imperativo pensar en estrategias que disminuyan los desperdicios de alimentos en toda su cadena productiva. En los colegios esta situación pasa desapercibida y pocas veces se ha entrado en detalle sobre la cifra de comida “botada” en el marco del Programa de Alimentación Escolar (PAE).

Tomando como referencia la IE Agropecuaria Municipal, ubicada en zona rural de Arauca, y la IE Gustavo Villa, del área urbana del municipio, Sandra Olano, candidata a magíster en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, encontró que las verduras frías y calientes representan más del 30% de los desperdicios de alimentos para el colegio rural y hasta el 46% para el colegio en zona urbana.

A los vegetales les siguen los cereales (arroz o pasta) y los jugos, estos últimos percibidos por los estudiantes como una bebida preparada con fruta fermentada o “con mal sabor”, probablemente por su mala refrigeración.

Además, el magíster encontró que en las dos instituciones los menús dados a los estudiantes no se preparan con la cantidad de verdura fría o caliente establecida por la Entidad Territorial Certificada (ETC) para la alimentación escolar. “Por ejemplo, el peso neto minuta patrón establecido es de 31.150 gramos y en el comedor escolar hay menús de 12.940 gramos, lo que nos deja una diferencia de hasta 18.000 gramos menos”.

Si se preparara lo estipulado el desperdicio de alimentos sería aún mayor, de ahí el doble reto que tiene la introducción adecuada de frutas y verduras en programas de alimentación escolar.

Razones del desperdicio

Para lograr los resultados, la investigadora realizó tres etapas: planificación, preparación, consumo. En la segunda etapa realiza un proceso de observación, registro y análisis de la preparación de los alimentos, para después pasar a la etapa de consumo, en donde realiza el pesaje respectivo de los alimentos desechados por los estudiantes separándolos por tipo: proteína, cereal, fruta y verduras frías o calientes.

También aplicó una encuesta a 317 estudiantes de ambas instituciones. De ellos, el 63,4% manifestaron que el sabor de los alimentos era regular, el 53,6% afirmaron que la preparación no es óptima, y el 66% indicaron que las porciones son pequeñas.

“Reducir los desperdicios de alimentos es vital para mejorar la seguridad alimentaria y avanzar hacia la sostenibilidad del sistema alimentario. Al aprovechar al máximo los recursos alimentarios disponibles se garantiza que los niños reciban una alimentación adecuada y nutritiva, lo cual contribuye a reducir el hambre y las formas de malnutrición entre la población escolar”, asegura.

Dentro de la estrategia propuesta se encuentra el diseño de menús equilibrados y atractivos que estén preparados de la mano de profesionales gastronómicos, y que incluya una combinación de proteínas, carbohidratos, frutas, verduras y lácteos.

Además, propone aprovechar los ingredientes locales y de temporadas: “es importante retomar las experiencias ancestrales, cuando se servían los alimentos de la granja a la mesa, que nos permita aprovechar las frutas y verduras locales que evita que el alimento durante el transporte tenga daños o perdidas”.

Es de resaltar que los alimentos no se pueden considerar en primera instancia como desperdicios y que se deben implementar estrategias de prevención como: instaurar un registro que genere estadísticas e información de calidad para la toma de decisiones; ubicar recipientes para la recolección de desperdicios de alimentos separados por componentes, y así los diferentes residuos generados serán el insumo de una nueva de cadena de suministro enfocada, por ejemplo, en consumo animal, suplemento dietario para animales y compostaje para abono orgánico, entre otros.

Con identificación de necesidades de agua en cacao se optimizarán sistemas de riego

* El estudio busca determinar las necesidades de agua en cultivos de cacao en el Valle del Cauca.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 7 de diciembre de 2023).- De 53 pequeños cacaocultores encuestados en Andalucía, Buenaventura, Jamundí, La Unión y Trujillo, entre otros 14 municipios de la zona plana del Valle del Cauca, solo 17 utiliza algún tipo de riego en sus cultivos, y de estos la mayoría lo hace con manguera, sin tecnificación ni criterios técnicos, lo cual afecta la productividad. Como un aporte a esta falencia, investigación determina las cantidades de agua que deben aplicar los productores teniendo en cuentas las condiciones ambientales de esta región.

Conocer los requerimientos de agua del cultivo es clave para planificar de manera eficaz el sistema de riego y mejorar la eficiencia de uso del agua, suministrando al cultivo la cantidad de líquido suficiente para satisfacer plenamente sus necesidades.

En su investigación, Óscar Eduardo Trujillo Obando, candidato a Doctor en Ciencias Agrarias con énfasis en suelos y aguas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, centró su interés en el conocimiento del coeficiente basal del cultivo, indicador que mide la variación de agua extraída del suelo por la planta desde la siembra hasta la cosecha por efecto de la evaporación y la transpiración.

“El propósito es determinar las cantidades de agua que deben aplicar los productores en la zona plana vallecaucana, cuya tierra fértil y el clima propicio han convertido a la región en un enclave para la producción de cacao, pero requiere de mayor tecnificación, lo cual reduce las posibilidades de expansión de nuevos proyectos cacaoteros”, anota el investigador becario del programa Bicentenario del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias).

Su trabajo se desarrolló en algunos municipios del departamento con mayor tradición cacaotera, entre los que se encuentran Andalucía, Buenaventura, Jamundí, La Unión y Trujillo, en donde adelantó la caracterización con los productores e identificó cómo manejan sus sistemas productivos con énfasis en el manejo del agua.

Allí encontró que se riega de forma muy rudimentaria y la gran mayoría de los productores desconocen la incidencia de esta gestión en sus cultivos. El 90% lo hace de forma localizada, destacándose el uso de mangueras ya que se facilita debido a que cada finca productora no tiene más de dos hectáreas. El porcentaje restante lo hace con métodos de irrigación como la aspersión y por gravedad, que consiste en la infiltración del agua en el suelo de manera simultánea para todo el cultivo.

“Se evidenció que los cacaocultores de esta zona desconocen las cantidades de agua adecuadas que necesitan sus cultivos y cada cuánto deben hacerlo, algunos riegan en exceso y otros muy poco, lo que puede provocar ‘estrés hídrico’, el cual puede tener impactos significativos en el crecimiento, desarrollo y supervivencia de las plantas”, destaca.

También, como parte de la tesis doctoral y, a partir del convenio entre la UNAL Sede Palmira y la Federación Nacional de Cacao (Fedecacao), está finalizando la etapa experimental, partir de la aplicación de diferentes tratamientos de riego.

Para ello, está implementado una metodología para la determinación de los requerimientos de agua de los cultivos conocida como FAO 56, la más utilizada por su simplicidad y robustez en los resultados. Esta describe la relación entre la evapotranspiración del cultivo y la evapotranspiración de referencia a través de un coeficiente de cultivo, que involucra los efectos de la transpiración de las plantas y la evaporación del suelo.

La evapotranspiración es la combinación de dos procesos: la evaporación desde el suelo y desde la superficie cubierta por las plantas; y la transpiración desde las hojas de las plantas. Esta constituye un importante componente del ciclo y balance del agua.

El método FAO 56 se está aplicando en un lote experimental de la finca Campoalegre de Fedecacao en Andalucía, lo que permitirá determinar a partir de variables de respuestas, entre ellas fisiológicas y de producción, la cantidad de agua que requieren las plantas en la zona plana.

“Trabajamos en 4 tratamientos: un lote testigo que no recibió riego, solo aporte por lluvia, y otros tres lotes con riego con coeficiente del cultivo de 1.0, 0.8 y 0.5, respectivamente”, explica el investigador.

La importancia de esta investigación radica en el potencial prometedor con el que cuenta Colombia como productor de cacao y la creciente demanda internacional de sus derivados.

Precisamente, la producción anual en el Valle del Cauca promedia las 900 toneladas y una superficie cultivada de alrededor de 1.550 hectáreas. A nivel nacional ocupa un lugar importante en la economía con más de 174.000 empleos entre directos e indirectos y cerca de 52.000 familias cacaoteras que lo siembran en 30 de 32 departamentos.

Como parte de un acuerdo de cooperación y convenio académico entre la UNAL y el Instituto Federal Baiano (Brasil), el investigador desarrolla una estancia de tres meses para fortalecer su conocimiento en fisiología vegetal.

Científica premiada por estrategia para monitorear restauración de bosques

* La profesora de la UNAL Swanni Tatiana Alvarado fue premiada con el premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023. Foto Cortesía: Swanny Tatiana Alvarado, profesora Facultad de Ciencias UNAL.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 7 de diciembre de 2023).- Gracias a la propuesta de combinar métodos tradicionales de restauración con nuevas tecnologías como la teledetección, la doctora en Ecología Swanni Tatiana Alvarado, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), recibió el Premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023.

Un esfuerzo sin precedentes se ha realizado durante varios años en el Grupo Restauración Ecológica (Greunal) creado en 2002, y que desde ese momento, con el liderazgo del profesor Orlando Vargas Ríos, sentó las bases de lo que sería la restauración ecológica en Colombia. En sus inicios se tuvo a la Reserva Forestal Municipal de Cogua como un bosque altoandino al que había que prestarle atención, y se realizaron estrategias para su protección.

Luego se llegó al embalse de Chisacá, en la localidad Usme, en donde especies invasoras y exóticas como el retamo espinoso (Ulex europaeus) comenzaron a crecer de manera desmedida, por lo que se crearon doseles para impedir que la especie obtuviera la luz solar y los recursos necesarios para seguir creciendo. Tales coberturas vegetales se hicieron con plantas como los lupinos, cuya altura va desde 0,5 hasta 2 m, o el arboloco, puede llegar a los 10 m.

Desde 2018 Greunal se ha enfocado en el bosque del Macizo de Iguaque, en Villa de Leyva (Boyacá), una zona que se ve invadida por especies como las gramíneas (Melinis minutiflora), debido a su capacidad de adaptación a diferentes condiciones, por ejemplo después de incendios, así como a su introducción y propagación para actividades como la alimentación de ganado.

Aquí es donde aparece la experiencia e invaluable trayectoria de la profesora Alvarado, pues en 2023 comienza a liderar el grupo de investigación y a continuar el legado del profesor Vargas, quien también fuera su docente cuando estudiaba en la UNAL. La experta trajo preguntas como: ¿por qué no se hacen monitoreos rigurosos a estas estrategias de conservación y restauración a largo plazo? Y ¿será la tecnología la respuesta para llenar estos vacíos de información?

Dentro de su propuesta se encuentra la necesidad de evaluar y monitorear la eficacia de los antiguos proyectos de restauración del grupo en Cogua, Chisacá y Villa de Leiva, utilizando la teledetección (uso de sensores e imágenes satelitales para determinar el éxito de la intervención a largo plazo), puesto que estas estrategias de generación de doseles, parches de pioneras (introducir especies nativas para que compitan con otras que están generando afectaciones), aumento de línea de avance de fragmentos de bosque, así como la dispersión de semillas y control de especies invasoras, fueron realizadas hace entre 5 y 10 años, y aún no se sabe nada sobre su éxito.

“Hoy tenemos la gran ventaja de acceder a un volumen grande de información y de acceso gratuito sobre imágenes en tiempo real de estas zonas, e incluso de lo que ocurría en los bosques hace más de 30 años, por lo que es indispensable que estas herramientas tecnológicas se implementen, en especial en los lugares en los que aún no ha habido un estudio riguroso de cuáles han sido los cambios generados en problemas como los de las especies invasoras.

Añade que “la teledetección permite obtener una mayor y mejor ‘fotografía’ del lugar, lo cual transforma el entendimiento y la descripción de la restauración de unas cuantas parcelas y hectáreas que se pueden recorrer y describir en el trabajo de campo, pues se hace un zoom más amplio de las zonas en donde se ha aplicado alguna estrategia de restauración”.

Gracias a su trabajo fue galardonada con el premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023, el cual desde 1998 reconoce a las mujeres que desde la ciencia aportan soluciones y estrategias importantes y necesarias para la sociedad.

En esta edición el galardón fue entregado a 10 científicas colombianas por la empresa francesa L´Oreal, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex), y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias).

Para la investigadora es una gran oportunidad en la búsqueda por superar trabas y demoras como la falta de financiación para este tipo de proyectos, que muchas veces, debido a que tan solo duran alrededor de 1 año, se torna difícil determinar qué ha ocurrido en la zona en un tiempo prolongado. Esto aporta al diagnóstico, y por ende a una mejor restauración, pues se puede identificar de manera rápida y precisa si una u otra estrategia está resultando más beneficiosa para los ecosistemas.

Precio interno de referencia para la compra de café pergamino seco por carga de 125 kilos

Agricultura & Ganadería

(FNC – Jueves 7 de diciembre de 2023).- La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC) ofrece a todos los cafeteros la Garantía de Compra, mediante la publicación de un precio base de mercado que se calcula de acuerdo con la cotización de cierre en la Bolsa de Nueva York del día, el precio del dólar del día y el diferencial o prima de referencia para el café colombiano.

Aplican las bonificaciones por almendra sana y/o de programas de cafés especiales.

Precio Interno Para café pergamino con factor de rendimiento 88 
Precio total Carga de 125 Kg. de pergamino seco$1.428.000  
Precio Externo 
Cierre Bolsa de NY hoy                  1,77 USD / lb
Cierre Bolsa de NY día anterior                  1,75 USD / lb
Precio Pasilla de Finca 
Precio por arroba$32.500  
ALMACAFE$ Pesos por Carga
125 Kilos
de Café Pergamino (1)
ARMENIA1.428.500
BOGOTÁ1.427.250
BUCARAMANGA                     1.426.875
BUGA                             1.429.250
CHINCHINÁ                       1.428.375
CÚCUTA                         1.426.375
IBAGUÉ                          1.427.625
MANIZALES                        1.428.375
MEDELLÍN                          1.427.625
NEIVA                          1.426.750
PAMPLONA                      1.426.500
PASTO                           1.426.500
PEREIRA                          1.428.375
POPAYÁN                         1.428.625
SANTA MARTA                     1.430.125
VALLEDUPAR                        1.427.750