“Soy Cañero”, la app que conectará agricultores con proveedores de servicios e insumos de caña

* “Soy Cañero” es la primera solución tecnológica en el país que conectará a agricultores con proveedores de servicios e insumos de caña de azúcar. Fotos: Jorge Luis Popayán, estudiante de la Maestría en Administración, UNAL Sede Palmira.

Agricultura & Ganadería

(UN – Viernes 12 de abril de 2024).- La novedosa aplicación digital promete mejorar la forma en que los cultivadores de caña de azúcar accederán a servicios especializados, gestionarán sus operaciones y aumentarán la eficiencia en la cadena de suministro. La aplicación responde a la necesidad de conectar de forma eficiente a proveedores y agricultores, buscando aportar a la rentabilidad del sector.

En el contexto de la industria de la caña de azúcar, este importante sector agroindustrial económico para el departamento del Valle del Cauca aporta el 0,7 % del producto interno bruto (PIB) nacional y genera más de 180.000 empleos directos, aparecen oportunidades de nuevos negocios que pueden optimizar su eficiencia.

Desde la Maestría en Administración de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira surge una iniciativa que mejorará, por primera vez en el país, la prestación y el acceso de los servicios e insumos para los cultivadores.

A menudo, los agricultores de caña en la región enfrentan dificultades respecto a la gestión de sus operaciones y a la búsqueda de productos y servicios agrícolas necesarios para llevar a cabo sus actividades, así como proveedores confiables y oportunos, lo que afecta directamente su productividad.

Las demandas del mercado son diversas, van desde la adquisición de insumos agrícolas, semillas y fertilizantes, hasta un tractor de 320 caballos de fuerza y la provisión de equipos especializados y servicios de mantenimiento. Entre estos se incluyen: despaje de terrenos, siembra y resiembra, dotación de implementos de trabajo, asistencia en metalmecánica, reparación y suministro de accesorios para riego, así como otros elementos indispensables para el funcionamiento de las operaciones.

La idea detrás de la aplicación “Soy Cañero” se originó en una exhaustiva investigación realizada por el ingeniero agrónomo Jorge Luis Popayán Escobar, quien además de optar por el título a magíster en Administración, es cultivador de caña. Después de realizar entrevistas en 6 ingenios, 13 plantas y 30 agricultores en un área de 50.000 hectáreas, además de proveedores de productos y servicios, identificó un problema común: la falta de conexión y visibilidad entre ellos.

“No encontrar una labor a tiempo puede afectar hasta en 50 % la productividad”, afirma el tesista al manifestar que “en la industria de la caña nos enfrentamos al problema de no conocernos entre nosotros, lo que dificulta la búsqueda y contratación de servicios y productos agrícolas, generando retrasos y pérdidas en la producción”.

“Soy Cañero”, gratuita en cualquier dispositivo

Esta solución tecnológica será el puente entre proveedores, ingenios y cultivadores, facilitando la comunicación en tiempo real y las transacciones comerciales seguras, lo que optimizará la cadena de valor y suministro, y mejorará la eficiencia en todo el proceso del cultivo.

Actualmente la aplicación se encuentra en fase de desarrollo y en julio estará disponible para su descarga gratuita en dispositivos Android e iOS. Además, el tesista espera que a través de Procaña y los ingenios se pueda garantizar una amplia adopción de la plataforma.

La tesis de maestría se centró en la metodología emergente lean startup, una herramienta efectiva para abordar estas deficiencias, al permitir la formulación de estrategias basadas en las necesidades reales del cliente con el propósito de optimizar los servicios esenciales, en este caso para el cultivo de caña de azúcar en Colombia.

Según el magíster Popayán, “la elección metodológica responde a los retos enfrentados por emprendedores en América Latina, particularmente en proyectos que carecen de innovación y eficacia”. Así, el estudio se desarrolló en cuatro etapas: definición del problema, marco teórico, programación de actividades y asignación de presupuesto, y el objetivo principal es elaborar el modelo de negocio que automatizará los servicios y productos para el sector cañero.

Para ello, el estudiante y su directora de tesis, la profesora Alexandra Eugenia Arellano Guerrero, de la Facultad de Ingeniería y Administración de la UNAL Sede Palmira, doctora en Ingeniería de Producción, exploraron las metodologías ágiles para el emprendimiento, en especial lean startup, que se enfoca en tres factores fundamentales: desarrollo de clientes, Canvas y lean manufacturig.

Las herramientas asociadas con una metodología que incluye la validación del problema, del mercado y del modelo de negocio son fundamentales para disminuir los riesgos de emprender. Elementos que han sido claves para entender a fondo las necesidades, aspiraciones y desafíos de los futuros usuarios, con el objetivo de responder de forma efectiva a las dinámicas del mercado. Además, su potencial de escalabilidad sugiere oportunidades de expansión a otros sectores de la agroindustria nacionales e internacionales.

El tesista Popayán también consideró los retos del analfabetismo y el relevo generacional, los cuales evidenció durante las entrevistas en las que observó que algunos agricultores carecían de habilidades tecnológicas o no contaban con dispositivos móviles modernos, pero en su lugar, confiaban en sus descendientes para utilizar la nueva aplicación. De hecho, el 100% de los encuestados expresaron su interés en usarla, por lo que “Soy Cañero” representa una oportunidad para involucrar a las nuevas generaciones en el manejo de la tecnología agrícola, sirviendo de vínculo entre la tradición y la innovación en el campo.

Inteligencia artificial (IA) identifica zonas aptas para la agricultura en Colombia

* El proceso de identificar las zonas potenciales para cultivar ha sido lento y costoso.

Agricultura & Ganadería

(UN – Martes 9 de abril de 2024).- La técnica de IA conocida como “redes neuronales” se entrenó con imágenes satelitales de Santander, y predijo con eficacia que zonas como Barichara y El Socorro y sus alrededores tienen potencial para practicar la ganadería y la pesca. Esta herramienta se podría utilizar en todo el país para mejorar la identificación de zonas agrícolas, un proceso que con métodos convencionales suele ser lento y costoso.

Colombia posee un enorme potencial agrícola debido a la diversidad en sus pisos térmicos (templado, cálido, páramo y glaciar), que son ideales para la producción ganadera y para cultivar una amplia variedad de alimentos, que van desde frutas exóticas como el camu-camu de la Amazonia hasta el arroz, que está dentro del top de los productos más consumidos por los colombianos.

Estas zonas tienen variables determinadas como temperatura, humedad, precipitación, fertilidad del suelo y disponibilidad de recursos hídricos, entre otras, que las hacen propicias para las actividades agropecuarias. Sin embargo, aún con estos datos como base, determinarlas no ha sido una tarea fácil.

Un ejemplo de ello ha sido la creación y el desarrollo del Sistema de Información para la Planificación Rural Agropecuaria (Sipra), que permite consultar y analizar información relevante para la agricultura del país, sobreponiéndola en mapas. Para que hoy esto fuera una realidad tuvieron que pasar más de 5 años.

El aporte de esta propuesta

Sebastián Felipe Álvarez Montoya, magíster en Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), desarrolló un sistema de IA aprovechando imágenes satelitales de alta resolución proporcionadas por la misión de observación terrestre Sentinel-2, bajo la dirección de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Una parte crucial de su investigación se enfocó en la integración de estas imágenes con el mapa de planificación rural agropecuaria del Sipra, para luego emplear el aprendizaje de máquina, o machine learning, que le permite al sistema aprender de manera autónoma a partir de los datos.

El investigador señala que, “como trabajamos sobre el mapa Sipra, ya consideramos los factores climáticos y otros aspectos que afectan las actividades agrícolas. A partir de esa información el sistema identificó patrones en las imágenes que le permitieron determinar con gran precisión si la zona era apta o no para la agricultura”.

También explica que “el área de prueba del modelo fue específicamente hacia el sureste de Barrancabermeja, en Santander, en donde el modelo predijo que Barichara, El Socorro y sus alrededores son zonas aptas para realizar actividades agrícolas, lo cual concuerda con lo reportado antes”.

Además, identificó áreas que no se pueden intervenir, como el Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes. Aunque estos ejemplos parezcan muy evidentes, estos ejercicios permiten verificar que el sistema funciona y luego aumentar el nivel de dificultad en otras tareas.

“El modelo mostró un ‘comportamiento correcto’, y esto representa alrededor del 85% de rendimiento en la tarea de identificar bien las zonas agrícolas y las no agrícolas. Este avance nos permite optimizar significativamente el tiempo necesario para estos procesos, los cuales tradicionalmente podrían llevar años”, explica el magíster.

Con esto, el potencial de esta tecnología es significativo, especialmente para el Gobierno colombiano, ya que la podría utilizar para actualizar y agilizar la identificación de zonas aptas para la agricultura. Además, los agricultores y campesinos se podrían beneficiar al saber si un terreno es adecuado para sus cultivos antes de adquirirlo o realizar actividades agrícolas.

El paso siguiente a esta investigación es caracterizar las zonas para cultivos específicos, es decir que a través de este sistema se pueda saber si determinada zona es apta para cultivar papa, por ejemplo.

Alternativa de paneleras con un ambiente laboral saludable

* De la caña sale la miel, y de la miel sale la panela. Para producirla se debe batir el jugo clarificado extraído de la caña, labor en la que un hombre puede durar hasta 6 horas seguidas en el cuarto de evaporación. Foto Cortesía: Jeimi Villamizar, Unimedios.

* Para mejorar las condiciones de las construcciones dedicadas a la producción de panela se realizó una simulación termoenergética a partir de un análisis de datos, entre ellos los archivos climáticos, la geometría del lugar y la generación de calor del horno y de los trabajadores, con el fin de observar los efectos que tendrían algunas modificaciones para lograr este propósito.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 28 de diciembre de 2023).- En Cundinamarca, en medio de un hermoso y remoto valle rodeado por montañas, se encuentra el municipio de Pacho, en cuyos terrenos hay una gran cantidad de cultivos de caña, el ingrediente principal para producir la panela, que es el sustento económico de algunas familias que trabajan arduamente en sus moliendas tradicionales.

Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá visitaron este municipio y encontraron que muchas de estas instalaciones del sector rural producen calor y vapor elevados sin regulación en sus estructuras, las cuales generan un alto estrés térmico para los trabajadores e incide en graves problemas de salud.

Además, se presenta riesgo biológico por los productos que se utilizan en la producción de la panela, sumado a que no se controla la humedad de equilibrio de los combustibles, en este caso el bagazo, que cuando se quema aumenta la huella de carbono a causa de la disminución de la eficiencia térmica del combustible.

El profesor Giovanni Cortés Tovar, del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola de la UNAL, desarrolló la investigación dando continuidad al proceso adelantado por el estudiante Camilo Lara con la Asociación de Paneleros de Pacho (Pachopanela), trabajo liderado por el docente Robinson Osorio Hernández, del mismo Departamento.

Con técnicas de simulación computacional evaluaron el ambiente interno de las instalaciones para observar cómo se concentra el calor cuando el vapor no tiene espacios eficientes por donde pueda salir.

La finalidad de esta investigación es encontrar las mejores condiciones tanto para el trabajador como para la panela y el bagazo. Para esto se realizó una simulación termoenergética a partir de un análisis de datos –entre ellos archivos climáticos, geometría del lugar y generación de calor del horno y de los trabajadores– para después observar los efectos que tendrían algunas modificaciones para mejorar las condiciones de las construcciones.

El resultado de esta investigación presenta ambientes más frescos en los que se puede optimizar el uso de los combustibles por medio de la modificación de las instalaciones. Estos hallazgos se socializaron con la población y las entidades que los apoyan, como Fedepanela, para aplicarlo en remodelaciones o creación de nuevas paneleras.

Este trabajo es muy importante ya que se basa en el índice WBGT –o valoración del riesgo del estrés térmico–, avalado por el Ministerio de Trabajo para utilizarlo en ambientes industriales, el cual da a conocer, en el caso de tener condiciones de estrés, cuáles son los periodos de descanso adecuados para que el trabajador no sufra riesgo físico.

Minagricultura e ICA otorgan el primer registro de abono orgánico con composición de hoja de coca

* Ancestral es el nombre del fertilizante, elaborado por comunidades indígenas de Cauca y Huila; una apuesta histórica por darle usos lícitos a los cultivos de coca.

* De esta manera, el Gobierno del Cambio continúa impulsando alternativas para las economías y agroindustrias descarbonizadas.

Agricultura & Ganadería

(ICA – Martes 12 de diciembre de 2023).- Siguiendo las políticas del Gobierno nacional relacionadas con la promoción de la hoja de coca para usos lícitos,  el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA, adscrito al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, otorga el primer registro de abono orgánico con composición de hoja de coca en el país.

El registro fue otorgado a una empresa que representa las comunidades indígenas del Huila y Cauca, bajo acuerdo con el resguardo indígena de Calderas, en alianza con los resguardos de Togoima y Cohetando, ubicados en Páez, Cauca.

Para la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Jhenifer Mojica, “este anuncio es clave porque es darle a la coca un uso lícito, un uso de la vida, un uso adecuado para nuestras apuestas agropecuarias . Para las comunidades, la coca no es una droga, y esto va a generar alternativas al uso ilícito”.

Es importante señalar que el registro cumplió los requisitos técnicos exigidos y la normatividad vigente en la materia, luego de variadas reuniones y acompañamiento técnico del instituto, como parte del Plan Estratégico ‘ICA, más cerca del campo’.

Con este registro, el ICA permite el uso de la hoja de coca para mejorar la productividad del sector agrícola. Además, consolida la estrategia de la cadena de valor y transformación de estas plantas para otros usos, para una Colombia, Potencia Mundial de la Vida.

“Reconocemos la hoja de coca como un componente válido para la producción de fertilizantes como insumo agrícola. Con el acopio y recolección de la hoja de coca como materia prima para estos insumos, aportamos a la producción de alimentos y damos un paso para la construcción y transformación de los territorios y la consolidación de la paz total”, indicó el gerente general del ICA, Juan Fernando Roa Ortiz.

El funcionario agregó que este hecho marca un hito para la desestigmatización de la hoja de coca, ya que evidencia que se puede utilizar para fines distintos a los ilícitos, como es el caso de los abonos orgánicos, lo cual se enmarca en la nueva Política Nacional Antidrogas del Gobierno del Cambio.

En tal sentido, la ministra Mojica agregó que “estamos haciendo un cambio en el paradigma en el abordaje de la política pública de la coca. Hemos pasado de “la coca, la mata que mata” a la coca que abona la tierra. El cambio de paradigma consiste en que este nuevo permiso del uso de la coca, primero, va a permitir la sustitución en las prácticas de la agricultura hacia una agricultura más sostenible y descarbonizada. Segundo, es un componente de las apuestas de la paz, y, tercero, representa un cambio en las economías de las comunidades cocaleras”.

Victoriano Piñacué, líder indígena del Cauca y representante de la empresa que fabrica Ancestral, como llamaron al abono orgánico, aseguró que este es un “momento de mucha alegría, de mucha trascendencia para todos nosotros. Los pueblos indígenas hemos esperado casi 531 años para tener una fuente de trabajo digna. La industrialización de la coca sin alcaloides no es una iniciativa nuestra.

El gobierno del presidente Petro ha tenido valentía al emular lo que Estados Unidos ha hecho hace años, esto no es nuevo. Ahora sí se avecina la paz porque vamos a usar la coca de manera racional, de manera inteligente. Le damos la bienvenida a este logro, que significa un paso hacia el desarrollo sostenible”.

Con identificación de necesidades de agua en cacao se optimizarán sistemas de riego

* El estudio busca determinar las necesidades de agua en cultivos de cacao en el Valle del Cauca.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 7 de diciembre de 2023).- De 53 pequeños cacaocultores encuestados en Andalucía, Buenaventura, Jamundí, La Unión y Trujillo, entre otros 14 municipios de la zona plana del Valle del Cauca, solo 17 utiliza algún tipo de riego en sus cultivos, y de estos la mayoría lo hace con manguera, sin tecnificación ni criterios técnicos, lo cual afecta la productividad. Como un aporte a esta falencia, investigación determina las cantidades de agua que deben aplicar los productores teniendo en cuentas las condiciones ambientales de esta región.

Conocer los requerimientos de agua del cultivo es clave para planificar de manera eficaz el sistema de riego y mejorar la eficiencia de uso del agua, suministrando al cultivo la cantidad de líquido suficiente para satisfacer plenamente sus necesidades.

En su investigación, Óscar Eduardo Trujillo Obando, candidato a Doctor en Ciencias Agrarias con énfasis en suelos y aguas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, centró su interés en el conocimiento del coeficiente basal del cultivo, indicador que mide la variación de agua extraída del suelo por la planta desde la siembra hasta la cosecha por efecto de la evaporación y la transpiración.

“El propósito es determinar las cantidades de agua que deben aplicar los productores en la zona plana vallecaucana, cuya tierra fértil y el clima propicio han convertido a la región en un enclave para la producción de cacao, pero requiere de mayor tecnificación, lo cual reduce las posibilidades de expansión de nuevos proyectos cacaoteros”, anota el investigador becario del programa Bicentenario del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias).

Su trabajo se desarrolló en algunos municipios del departamento con mayor tradición cacaotera, entre los que se encuentran Andalucía, Buenaventura, Jamundí, La Unión y Trujillo, en donde adelantó la caracterización con los productores e identificó cómo manejan sus sistemas productivos con énfasis en el manejo del agua.

Allí encontró que se riega de forma muy rudimentaria y la gran mayoría de los productores desconocen la incidencia de esta gestión en sus cultivos. El 90% lo hace de forma localizada, destacándose el uso de mangueras ya que se facilita debido a que cada finca productora no tiene más de dos hectáreas. El porcentaje restante lo hace con métodos de irrigación como la aspersión y por gravedad, que consiste en la infiltración del agua en el suelo de manera simultánea para todo el cultivo.

“Se evidenció que los cacaocultores de esta zona desconocen las cantidades de agua adecuadas que necesitan sus cultivos y cada cuánto deben hacerlo, algunos riegan en exceso y otros muy poco, lo que puede provocar ‘estrés hídrico’, el cual puede tener impactos significativos en el crecimiento, desarrollo y supervivencia de las plantas”, destaca.

También, como parte de la tesis doctoral y, a partir del convenio entre la UNAL Sede Palmira y la Federación Nacional de Cacao (Fedecacao), está finalizando la etapa experimental, partir de la aplicación de diferentes tratamientos de riego.

Para ello, está implementado una metodología para la determinación de los requerimientos de agua de los cultivos conocida como FAO 56, la más utilizada por su simplicidad y robustez en los resultados. Esta describe la relación entre la evapotranspiración del cultivo y la evapotranspiración de referencia a través de un coeficiente de cultivo, que involucra los efectos de la transpiración de las plantas y la evaporación del suelo.

La evapotranspiración es la combinación de dos procesos: la evaporación desde el suelo y desde la superficie cubierta por las plantas; y la transpiración desde las hojas de las plantas. Esta constituye un importante componente del ciclo y balance del agua.

El método FAO 56 se está aplicando en un lote experimental de la finca Campoalegre de Fedecacao en Andalucía, lo que permitirá determinar a partir de variables de respuestas, entre ellas fisiológicas y de producción, la cantidad de agua que requieren las plantas en la zona plana.

“Trabajamos en 4 tratamientos: un lote testigo que no recibió riego, solo aporte por lluvia, y otros tres lotes con riego con coeficiente del cultivo de 1.0, 0.8 y 0.5, respectivamente”, explica el investigador.

La importancia de esta investigación radica en el potencial prometedor con el que cuenta Colombia como productor de cacao y la creciente demanda internacional de sus derivados.

Precisamente, la producción anual en el Valle del Cauca promedia las 900 toneladas y una superficie cultivada de alrededor de 1.550 hectáreas. A nivel nacional ocupa un lugar importante en la economía con más de 174.000 empleos entre directos e indirectos y cerca de 52.000 familias cacaoteras que lo siembran en 30 de 32 departamentos.

Como parte de un acuerdo de cooperación y convenio académico entre la UNAL y el Instituto Federal Baiano (Brasil), el investigador desarrolla una estancia de tres meses para fortalecer su conocimiento en fisiología vegetal.

Científica premiada por estrategia para monitorear restauración de bosques

* La profesora de la UNAL Swanni Tatiana Alvarado fue premiada con el premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023. Foto Cortesía: Swanny Tatiana Alvarado, profesora Facultad de Ciencias UNAL.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 7 de diciembre de 2023).- Gracias a la propuesta de combinar métodos tradicionales de restauración con nuevas tecnologías como la teledetección, la doctora en Ecología Swanni Tatiana Alvarado, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), recibió el Premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023.

Un esfuerzo sin precedentes se ha realizado durante varios años en el Grupo Restauración Ecológica (Greunal) creado en 2002, y que desde ese momento, con el liderazgo del profesor Orlando Vargas Ríos, sentó las bases de lo que sería la restauración ecológica en Colombia. En sus inicios se tuvo a la Reserva Forestal Municipal de Cogua como un bosque altoandino al que había que prestarle atención, y se realizaron estrategias para su protección.

Luego se llegó al embalse de Chisacá, en la localidad Usme, en donde especies invasoras y exóticas como el retamo espinoso (Ulex europaeus) comenzaron a crecer de manera desmedida, por lo que se crearon doseles para impedir que la especie obtuviera la luz solar y los recursos necesarios para seguir creciendo. Tales coberturas vegetales se hicieron con plantas como los lupinos, cuya altura va desde 0,5 hasta 2 m, o el arboloco, puede llegar a los 10 m.

Desde 2018 Greunal se ha enfocado en el bosque del Macizo de Iguaque, en Villa de Leyva (Boyacá), una zona que se ve invadida por especies como las gramíneas (Melinis minutiflora), debido a su capacidad de adaptación a diferentes condiciones, por ejemplo después de incendios, así como a su introducción y propagación para actividades como la alimentación de ganado.

Aquí es donde aparece la experiencia e invaluable trayectoria de la profesora Alvarado, pues en 2023 comienza a liderar el grupo de investigación y a continuar el legado del profesor Vargas, quien también fuera su docente cuando estudiaba en la UNAL. La experta trajo preguntas como: ¿por qué no se hacen monitoreos rigurosos a estas estrategias de conservación y restauración a largo plazo? Y ¿será la tecnología la respuesta para llenar estos vacíos de información?

Dentro de su propuesta se encuentra la necesidad de evaluar y monitorear la eficacia de los antiguos proyectos de restauración del grupo en Cogua, Chisacá y Villa de Leiva, utilizando la teledetección (uso de sensores e imágenes satelitales para determinar el éxito de la intervención a largo plazo), puesto que estas estrategias de generación de doseles, parches de pioneras (introducir especies nativas para que compitan con otras que están generando afectaciones), aumento de línea de avance de fragmentos de bosque, así como la dispersión de semillas y control de especies invasoras, fueron realizadas hace entre 5 y 10 años, y aún no se sabe nada sobre su éxito.

“Hoy tenemos la gran ventaja de acceder a un volumen grande de información y de acceso gratuito sobre imágenes en tiempo real de estas zonas, e incluso de lo que ocurría en los bosques hace más de 30 años, por lo que es indispensable que estas herramientas tecnológicas se implementen, en especial en los lugares en los que aún no ha habido un estudio riguroso de cuáles han sido los cambios generados en problemas como los de las especies invasoras.

Añade que “la teledetección permite obtener una mayor y mejor ‘fotografía’ del lugar, lo cual transforma el entendimiento y la descripción de la restauración de unas cuantas parcelas y hectáreas que se pueden recorrer y describir en el trabajo de campo, pues se hace un zoom más amplio de las zonas en donde se ha aplicado alguna estrategia de restauración”.

Gracias a su trabajo fue galardonada con el premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2023, el cual desde 1998 reconoce a las mujeres que desde la ciencia aportan soluciones y estrategias importantes y necesarias para la sociedad.

En esta edición el galardón fue entregado a 10 científicas colombianas por la empresa francesa L´Oreal, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex), y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias).

Para la investigadora es una gran oportunidad en la búsqueda por superar trabas y demoras como la falta de financiación para este tipo de proyectos, que muchas veces, debido a que tan solo duran alrededor de 1 año, se torna difícil determinar qué ha ocurrido en la zona en un tiempo prolongado. Esto aporta al diagnóstico, y por ende a una mejor restauración, pues se puede identificar de manera rápida y precisa si una u otra estrategia está resultando más beneficiosa para los ecosistemas.

Latinoamérica tiene su primera papa mejorada con CRISPR

Comparación del magullamiento entre la papa editada genéticamente (izquierda) y la papa convencional (derecha). Foto Cortesía: Sergio Feingold

* Argentina está a punto de liberar una papa mejorada mediante la técnica de edición genética CRISPR para retardar su oxidación o pardeamiento, un desarrollo que impactaría positivamente la industria de la región.

Agricultura & Ganadería

(Agro-Bio – Martes 21 de noviembre de 2023).- Científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – INTA de Argentina, la entidad pública encargada de realizar y centralizar la investigación agropecuaria en el país, está próxima a liberar la primera papa editada genéticamente de Latinoamérica.

El desarrollo tuvo como objetivo apagar el gen que hace que la papa se oscurezca tras ser cortada, pelada, o por soportar golpes durante el proceso de cosecha y transporte. Este rasgo, conocido como pardeamiento enzimático, ocurre por la oxidación de la papa y altera el sabor, textura, y color, afectando así sus propiedades nutricionales y la calidad del producto.

El pardeamiento y magulladura de la papa causan millonarias pérdidas para los agricultores, además de propiciar el desperdicio de alimentos en supermercados y hogares cuando los consumidores descartan el producto por su mal aspecto

Una tecnología innovadora para la región

La papa, que empezó a cultivarse hace 8.000 años en Los Andes, es el tercer cultivo para consumo humano más importante del mundo después del arroz y el trigo, y se considera clave para la seguridad alimentaria de millones de personas en Latinoamérica, África y Asia según el Centro Internacional de la Papa, ubicado en Perú, centro de origen del tubérculo.

A través de la revolucionaria técnica de edición genética CRISPR-Cas9, en el marco de la tesis doctoral del Dr. Matías González desarrollada en el Laboratorio de Agrobiotecnología de la Estación Experimental Agropecuaria de Balcarce (INTA) co-dirigida por el Dr. Sergio Feingold y la Dra. Gabriela Massa, lograron apagar el gen que codifica de la expresión de las enzimas polifenol-oxidasas, responsables del pardeamiento.

En ensayos realizados evidenciaron que la ralladura de papa editada genéticamente puede pasar hasta 48 horas expuesta al aire sin oscurecerse, estado que la papa convencional alcanza en tan solo unos minutos.

La papa editada ya fue sometida a la Instancia de Consulta Previa ante la autoridad regulatoria argentina, quien concluyó que el producto es considerado convencional por no tener genes provenientes de otros organismos distantes, lo que significa que la papa no debe seguir el marco regulatorio designado para los cultivos transgénicos.

Futuro de la papa editada en Latinoamérica

Aunque el mejoramiento genético fue realizado en la variedad Desiree, es posible replicarse en otras variedades: “Esta papa sienta un precedente de uso de las más recientes e innovadoras tecnologías de biotecnología moderna para el mejoramiento de cultivos y sus alimentos, gracias a eso es posible aplicar lo mismo en variedades que puedan ser de interés para los consumidores en otros países de Latinoamérica y el mundo. Este año quedará inscripta como nueva variedad y a partir de allí quedará disponible para quien quiera licenciarla”, destacó la PhD. Gabriela Massa, investigadora del INTA y CONICET.

Para María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva para la Región Andina de la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola – Agro-Bio, este desarrollo podría tener un impacto positivo en países de Latinoamérica en donde la papa es ampliamente cultivada, hace parte de la dieta diaria de millones de personas, y es uno de los cultivos claves de la economía campesina. “Si desarrolladores de papa en otros países de la región quisieran, podrían licenciar la tecnología para tenerla en la variedad más consumida en sus territorios, algo que beneficiaría a cientos de agricultores que subsisten del cultivo de este tubérculo y que, además de lidiar con pérdidas por ataques de plagas y enfermedades, deben desechar parte de su producción porque sus clientes no quieren adquirir papas magulladas o pardeadas. Reducir un foco de pérdida del alimento significaría menos pérdidas económicas para ellos, además de un beneficio nutricional para los consumidores”.

­El instituto argentino recientemente recibió subsidios del Gobierno para continuar con sus investigaciones en papa para obtener variedades editadas genéticamente que resistan el endulzamiento inducido por frío, un mejoramiento que tendría impacto directo en la industria de papas fritas. Además, invertirán el recurso en el desarrollo de una papa editada mejorada para hacer más eficiente el uso del agua disponible, haciéndola más resiliente ante escenarios de sequía.

Con imágenes satelitales y de radar monitorean cultivos de papa en Cundinamarca

* Nueva metodología permitiría tener mayor precisión a la hora de identificar los cultivos de papa en Cundinamarca. Foto Cortesía: Nadia Luque Sanabria, magíster en Geomática de la UNAL.

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 18 de octubre de 2023).- La papa es el alimento por excelencia de los colombianos, máxime en zonas del altiplano cundiboyacense, en donde se concentran los productores de este tubérculo. En 2020 hubo una sobreoferta que hizo que los precios por bulto bajaran considerablemente y los agricultores tuvieron que regalar la papa. Una nueva metodología –que combina imágenes satelitales ópticas y de radar de estas zonas– promete ser un paso clave para tener un mejor monitoreo y que esto no vuelva a suceder.

Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en 2019 se produjeron más de 2,7 millones de toneladas de papa, de la que dependen más de 100.000 familias en el país. El 90% del área sembrada se concentró en 3 departamentos, así: Cundinamarca con 39%, Boyacá 24% y Nariño 21%.

Estas cifras muestran el protagonismo del tubérculo en la economía nacional a pesar de no tenerse una actualización rigurosa de cuánto es el terreno sembrado, pues las estadísticas de censos regionales y nacionales son de hace muchos años.

Además, entre las mediciones existen diferencias marcadas, por lo que su credibilidad se pone en tela de juicio, y, como hacer un monitoreo presencial de grandes extensiones es costoso, aparecen avances tecnológicos que serían la respuesta. Ahí entran la experiencia y el compromiso de Nadia Luque Sanabria, magíster en Geomática de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien mediante la unión de dos metodologías aporta una categorización más acertada para los agricultores y productores.

La experta encontró que, uniendo las bondades de las imágenes ópticas y de radar que se tienen de Cundinamarca, hay 500 hectáreas más que lo reportado en la última estadística de cultivos de papa, es decir que realmente habría 13.700 hectáreas. En su propuesta utilizó datos de acceso gratuito de algunos sensores Sentinel 1 y 2, diseñados por la Unión Europea y que brindan imágenes en alta resolución.

El estudio se adelantó en 9 municipios de Cundinamarca, y se observó que 2 de ellos son los que tienen la mayor cantidad de cultivos: Villapinzón y Lenguazaque. Los datos se tomaron en 43 lotes de papa durante el primer semestre de 2022, que coinciden con las condiciones de lluvia ideales para estas zonas.

“Aunque el número de hectáreas de cultivo de papa que están dentro de los páramos no se evaluó a profundidad, sí se puede observar una fuerte relación en Carmen de Carupa, municipio cercano al páramo de Guargua”, explica la experta.

Un dato muy importante a tener en cuenta, pues la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria de Colombia estima que al menos el 21 % de la papa de todo el país se produce en estas áreas, y factores como el cambio climático han aumentado esta dispersión.

“La combinación fue una buena idea, ya que tanto en las imágenes ópticas como en las de radar existen algunos problemas de precisión; por ejemplo en las primeras, la nubosidad de la zona –que en Villapinzón y Lenguazaque puede llegar a un 100 %– hace que haya un margen de error alto para identificar las zonas de cultivo, pero se pueden usar imágenes con precisión de hasta un 60 %; por otra parte, en las segundas el obstáculo son las pendientes de las montañas, pues hay inclinaciones muy marcadas en el cultivo”, asegura.

Sin embargo, esto no es un problema cuando se unen, pues sopesan sus restricciones y tienen una precisión mayor al 70 % para identificar los cultivos de papa, como lo determinó la investigadora al utilizar la técnica de análisis de componentes principales, que evaluaba 6 factores principales dentro de las imágenes: zonas con cuerpos de agua, zonas urbanas, suelo descubierto, pastos, cultivo de papa y bosques.

La clave aquí son dos algoritmos empleados mucho en las últimas décadas: bosques aleatorios y máquinas de vector de soporte, los cuales analizan y clasifican rápida y precisamente todas las imágenes tomadas por los sensores, que permiten encontrar los puntos indicados en donde están los cultivos de papa, sin importar la nubosidad o las pendientes, que en el caso de Cundinamarca pueden llegar hasta a un 50 % de inclinación.

“El estudio es pionero en el uso de estas metodologías para cultivos de papa en el país y tiene un elemento fundamental al usar las imágenes de radar y ópticas en condiciones complejas, y es que se puede hacer un seguimiento de lo que ha ocurrido en estas zonas desde la década de 1990, lo cual ayudaría a determinar qué tanto han crecido estas dinámicas en zonas de páramo”, indica la investigadora.