En los árboles de cacao hay pistas para solucionar la marchitez del tomate

* El tomate es una de las hortalizas más consumidas del mundo. Foto Cortesía: Unimedios.

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 18 de octubre de 2023).- Aunque el tomate es una de las hortalizas más consumidas en el mundo, su producción se ve limitada por la incidencia de enfermedades como el marchitamiento vascular, causado por el hongo Fusarium oxysporum f.sp. lycopersici, que puede reducir hasta en un 60% el rendimiento del cultivo. Algunas bacterias, aisladas de árboles de cacao silvestres de la Amazonia colombiana, reducirían en un 45% la severidad de la enfermedad.

Por sus usos en la industria alimenticia y farmacéutica, y por sus innumerables propiedades culinarias, el tomate (Solanum lycopersicum) es una de las hortalizas más demandadas globalmente. Tanto es así, que el Observatorio de la Complejidad Económica (OEC) señaló que en 2021 Colombia exportó más de 2.600 millones de pesos en tomate, entrando así en el top 100 de los países más exportadores.

Sin embargo, las opciones de manejo disponibles para combatir problemas fitosanitarios como la marchitez vascular –que incluye síntomas como retrasos en el crecimiento y lesiones en forma de anillo color café o rojizo– no han sido suficientes. “El hongo F. oxysporum f.sp. lycopersici causa una de las enfermedades más limitantes y difíciles de controlar, ya que el microorganismo vive en el suelo, y cuando entra por las raíces invade el sistema vascular de la planta impidiendo el flujo de agua y nutrientes”, explica Yeinny Carolina Pisco Ortiz, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

Así mismo, son pocas las variedades resistentes a esta enfermedad, y para tratarla los campesinos suelen usar plaguicidas con ingredientes activos altamente tóxicos, nocivos para la salud humana y el medioambiente.

Ante este panorama, la investigadora se propuso evaluar si los metabolitos de algunas de las bacterias que habitan en raíces y hojas de los árboles de cacao silvestre de la Amazonia colombiana servirían como alternativa de control biológico del hongo. “Obtuvimos 15 aislamientos de bacterias clasificadas dentro de los géneros Acinetobacter, Bacillus y Delftia, entre otros, con una alta capacidad de sintetizar los sideróforos, metabolitos estudiados por otros investigadores porque facilitan la absorción de nutrientes como el hierro y contribuyen al control de fitopatógenos por competencia de nutrientes o inducción de respuestas de defensa en la planta”, señala la investigadora.

En el laboratorio, ella diseñó una estrategia para aislar las bacterias de forma semiselectiva: “la estrategia consistió en un medio líquido, bajo en nutrientes, deficiente en hierro, con biomasa bacteriana de hojas y raíces de cacao, que simulaba la temperatura y la humedad de la selva amazónica. Así mismo, cuantificamos la cantidad de metabolito (sideróforo) producido, lo que nos llevó a trabajar finalmente con Acinetobacter, por ser la bacteria con mayor capacidad de producir sideróforos”, explica.

Después, se propuso evaluar si los sideróforos producidos por la bacteria podían controlar la enfermedad mediante la inducción de respuestas de defensa. Para comprobarlo trabajó con plantas de tomate en condiciones controladas, en un cuarto de crecimiento: “48 horas antes de infectar las plantas con el hongo le aplicamos al suelo los filtrados celulares de Acinetobacter con sideróforos. Luego, para confirmar la activación de la defensa de la planta hicimos pruebas moleculares para identificar la expresión diferencial de genes involucrados en las vías de señalización de esa defensa”.

Así, los resultados indicaron que los sideróforos de Acinetobacter presentes en caldos de cultivo reducen la incidencia de la enfermedad en un 30%, es decir que de 100 plantas, 30 no se infectaron, además de disminuir la severidad en un 45% frente a las plantas que no recibieron el metabolito y fueron infectadas con el patógeno. “Estos resultados son un primer acercamiento para encontrar un tratamiento efectivo e inocuo que mitigue la enfermedad”, finaliza la investigadora.

Con imágenes satelitales y de radar monitorean cultivos de papa en Cundinamarca

* Nueva metodología permitiría tener mayor precisión a la hora de identificar los cultivos de papa en Cundinamarca. Foto Cortesía: Nadia Luque Sanabria, magíster en Geomática de la UNAL.

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 18 de octubre de 2023).- La papa es el alimento por excelencia de los colombianos, máxime en zonas del altiplano cundiboyacense, en donde se concentran los productores de este tubérculo. En 2020 hubo una sobreoferta que hizo que los precios por bulto bajaran considerablemente y los agricultores tuvieron que regalar la papa. Una nueva metodología –que combina imágenes satelitales ópticas y de radar de estas zonas– promete ser un paso clave para tener un mejor monitoreo y que esto no vuelva a suceder.

Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en 2019 se produjeron más de 2,7 millones de toneladas de papa, de la que dependen más de 100.000 familias en el país. El 90% del área sembrada se concentró en 3 departamentos, así: Cundinamarca con 39%, Boyacá 24% y Nariño 21%.

Estas cifras muestran el protagonismo del tubérculo en la economía nacional a pesar de no tenerse una actualización rigurosa de cuánto es el terreno sembrado, pues las estadísticas de censos regionales y nacionales son de hace muchos años.

Además, entre las mediciones existen diferencias marcadas, por lo que su credibilidad se pone en tela de juicio, y, como hacer un monitoreo presencial de grandes extensiones es costoso, aparecen avances tecnológicos que serían la respuesta. Ahí entran la experiencia y el compromiso de Nadia Luque Sanabria, magíster en Geomática de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien mediante la unión de dos metodologías aporta una categorización más acertada para los agricultores y productores.

La experta encontró que, uniendo las bondades de las imágenes ópticas y de radar que se tienen de Cundinamarca, hay 500 hectáreas más que lo reportado en la última estadística de cultivos de papa, es decir que realmente habría 13.700 hectáreas. En su propuesta utilizó datos de acceso gratuito de algunos sensores Sentinel 1 y 2, diseñados por la Unión Europea y que brindan imágenes en alta resolución.

El estudio se adelantó en 9 municipios de Cundinamarca, y se observó que 2 de ellos son los que tienen la mayor cantidad de cultivos: Villapinzón y Lenguazaque. Los datos se tomaron en 43 lotes de papa durante el primer semestre de 2022, que coinciden con las condiciones de lluvia ideales para estas zonas.

“Aunque el número de hectáreas de cultivo de papa que están dentro de los páramos no se evaluó a profundidad, sí se puede observar una fuerte relación en Carmen de Carupa, municipio cercano al páramo de Guargua”, explica la experta.

Un dato muy importante a tener en cuenta, pues la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria de Colombia estima que al menos el 21 % de la papa de todo el país se produce en estas áreas, y factores como el cambio climático han aumentado esta dispersión.

“La combinación fue una buena idea, ya que tanto en las imágenes ópticas como en las de radar existen algunos problemas de precisión; por ejemplo en las primeras, la nubosidad de la zona –que en Villapinzón y Lenguazaque puede llegar a un 100 %– hace que haya un margen de error alto para identificar las zonas de cultivo, pero se pueden usar imágenes con precisión de hasta un 60 %; por otra parte, en las segundas el obstáculo son las pendientes de las montañas, pues hay inclinaciones muy marcadas en el cultivo”, asegura.

Sin embargo, esto no es un problema cuando se unen, pues sopesan sus restricciones y tienen una precisión mayor al 70 % para identificar los cultivos de papa, como lo determinó la investigadora al utilizar la técnica de análisis de componentes principales, que evaluaba 6 factores principales dentro de las imágenes: zonas con cuerpos de agua, zonas urbanas, suelo descubierto, pastos, cultivo de papa y bosques.

La clave aquí son dos algoritmos empleados mucho en las últimas décadas: bosques aleatorios y máquinas de vector de soporte, los cuales analizan y clasifican rápida y precisamente todas las imágenes tomadas por los sensores, que permiten encontrar los puntos indicados en donde están los cultivos de papa, sin importar la nubosidad o las pendientes, que en el caso de Cundinamarca pueden llegar hasta a un 50 % de inclinación.

“El estudio es pionero en el uso de estas metodologías para cultivos de papa en el país y tiene un elemento fundamental al usar las imágenes de radar y ópticas en condiciones complejas, y es que se puede hacer un seguimiento de lo que ha ocurrido en estas zonas desde la década de 1990, lo cual ayudaría a determinar qué tanto han crecido estas dinámicas en zonas de páramo”, indica la investigadora.